martes, junio 11, 2024

¿Qué leer primero, La Ilíada o La Odisea?

Decidir entre leer “La Ilíada” o “La Odisea” primero puede ser un dilema interesante para los lectores que se acercan por primera vez a la literatura clásica. Ambas obras, atribuidas al poeta griego Homero, son fundamentales en el canon literario occidental y han influido en la cultura, el arte y la filosofía durante milenios.

La Ilíada: el comienzo de la saga épica
“La Ilíada” es la más antigua de las dos epopeyas y se centra en los eventos de la guerra de Troya, un conflicto épico que involucra a héroes legendarios como Aquiles, Héctor y Agamenón. La narrativa se desarrolla en el último año del asedio a Troya, explorando temas como el honor, la gloria, la ira y el destino. La intensidad de la guerra y las complejidades de las relaciones humanas crean un escenario multifacético que establece una base sólida para la comprensión de los valores y conflictos de la antigua Grecia. Comenzar con “La Ilíada” nos introduce a un mundo de dioses y mortales en conflicto, donde las decisiones y acciones de los personajes resuenan con consecuencias significativas. Así, esta obra proporciona un contexto épico que no solo prepara al lector para “La Odisea”, sino que también ofrece una visión profunda de la mitología y la cultura griega.

Además, “La Ilíada” presenta una riqueza de personajes y situaciones que han sido fuente de inspiración para innumerables obras de arte y literatura a lo largo de los siglos. La épica batalla de Troya y los héroes que lucharon allí se han convertido en arquetipos del valor y la tragedia humana. Leer “La Ilíada” primero permite a los lectores apreciar cómo estos arquetipos han influido en la cultura occidental.

La narrativa de “La Ilíada” no solo se limita a la acción bélica, sino que también explora las motivaciones personales y las emociones profundas de sus personajes. La ira de Aquiles, el liderazgo de Agamenón, la nobleza de Héctor y la astucia de Odiseo son temas que trascienden el tiempo y resuenan con los lectores modernos. Esta epopeya nos muestra que, a pesar de los avances tecnológicos y culturales, las cuestiones fundamentales de la humanidad siguen siendo las mismas.


La Odisea: la aventura del regreso
Después de sumergirse en la guerra de Troya con “La Ilíada”, “La Odisea” ofrece una transición natural hacia la historia del regreso de Odiseo (Ulises) a su hogar en Ítaca. Esta epopeya narra las aventuras y desafíos que Odiseo enfrenta en su viaje, incluyendo encuentros con cíclopes, sirenas y dioses caprichosos. La astucia y la perseverancia de Odiseo contrastan con la fuerza bruta y el honor de los héroes de “La Ilíada”, proporcionando una exploración más completa del heroísmo y la humanidad.

Además, “La Odisea” no solo es una historia de aventuras, sino también una reflexión sobre la inteligencia, la resistencia y el deseo de hogar. Leer “La Odisea” después de “La Ilíada” permite apreciar mejor las referencias y continuidades que hacen de esta epopeya una secuela enriquecedora y significativa. Odiseo, con su ingenio y habilidad para superar obstáculos, representa una visión diferente del héroe que complementa la valentía y el honor mostrados en “La Ilíada”.

En “La Odisea”, la narrativa se adentra en la psique humana, explorando los deseos, miedos y anhelos de Odiseo mientras lucha por regresar a su hogar y a su familia. Sus encuentros con seres míticos y su resistencia ante las adversidades subrayan la importancia de la astucia y la inteligencia sobre la fuerza bruta. Esta epopeya resalta la idea de que el viaje de regreso puede ser tan heroico como la batalla misma.

El poeta Homero
Detrás de estas obras inmortales se encuentra Homero, un poeta de la antigua Grecia cuya vida está envuelta en el misterio y la leyenda. Aunque se sabe poco con certeza sobre su vida, Homero es universalmente reconocido como uno de los poetas más grandes de todos los tiempos. Su habilidad para tejer historias complejas con personajes vívidos y temas profundos ha dejado una marca indeleble en la literatura mundial. A través de “La Ilíada” y “La Odisea”, Homero no solo nos ofrece un vistazo a la mitología y las creencias de la antigua Grecia, sino que también nos invita a explorar las emociones y experiencias humanas universales. Sus obras continúan siendo estudiadas, interpretadas y admiradas por su maestría narrativa y su capacidad para capturar la esencia del espíritu humano.


El fundamento cultural del mundo occidental
El filósofo alemán Dietrich Schwanitz, en su obra “La cultura, todo lo que hay que saber”, señala que estas dos epopeyas griegas, junto con la Biblia hebrea, son los dos ríos de pensamiento de donde proviene todo el fundamento cultural del mundo occidental. Schwanitz subraya que el conocimiento de estos textos es esencial para comprender la profundidad y el desarrollo de nuestra herencia cultural. “La Ilíada” y “La Odisea” no solo son historias fascinantes, sino pilares de nuestra civilización que han moldeado el pensamiento, la literatura y las artes.

La importancia de estas epopeyas en la formación de la cultura occidental no puede subestimarse. Desde la antigüedad hasta el presente, estas historias han servido como fuentes de sabiduría, inspiración y reflexión sobre la condición humana. Schwanitz destaca cómo las lecciones y valores de estos textos han permeado diversas disciplinas, desde la filosofía hasta la política, y continúan resonando en la sociedad contemporánea.

Reflexiones
Así, comenzar con “La Ilíada” nos proporciona una base sólida para entender la saga de Troya y sus héroes, lo que enriquece la experiencia de leer “La Odisea” después. Juntas, estas epopeyas ofrecen una comprensión más completa de los mitos y valores que han moldeado el pensamiento y la cultura occidental a lo largo de los siglos.

Leer “La Ilíada” primero nos prepara para apreciar plenamente el viaje de Odiseo en “La Odisea”, y juntas, estas obras maestras ofrecen una exploración profunda de la naturaleza humana, el heroísmo y el destino. Como señaló Schwanitz, comprender estas epopeyas es fundamental para cualquier persona interesada en la rica herencia cultural del mundo occidental.

En última instancia, tanto “La Ilíada” como “La Odisea” son joyas literarias que ofrecen una ventana a la mente y el alma de la antigua Grecia. Al leerlas, no solo nos conectamos con el pasado, sino que también enriquecemos nuestro entendimiento del presente y del futuro. Estas epopeyas son más que simples historias; son lecciones de vida, de valor y de la resiliencia humana. Cada verso y cada línea nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia existencia y a encontrar nuestro lugar en el vasto tapiz de la historia humana.

Al sumergirnos en estos textos, uno no solo disfruta de narraciones épicas, sino que también participa en un diálogo cultural que ha perdurado durante milenios.

Xavier H. Castañeda

viernes, junio 07, 2024

Vivir con honor: la última lección de Sócrates

La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David, c. 1787
Aunque Sócrates fue acusado injustamente de corromper a la juventud e introducir dioses extraños y posteriormente condenado a muerte, este se negó de forma rotunda a escapar y así salvar su vida, una decisión profundamente arraigada en su filosofía y principios.

En el diálogo "Crito" de Platón, Sócrates debate con su amigo Crito sobre si debe escapar de su cautiverio antes de su ejecución, una posibilidad que sus amigos le ofrecían. Sócrates se niega, argumentando que sería injusto evadir su sentencia y socavar las leyes de Atenas, de las cuales se ha beneficiado. Así, Sócrates prioriza su integridad y sus principios filosóficos sobre la supervivencia personal, destacando temas de justicia y responsabilidad ética dentro de la sociedad.

Sócrates argumentó que escapar significaría romper su contrato social implícito con el Estado, que requería cumplir sus leyes y juicios. Este contrato social, explicó, era un acuerdo que había aceptado implícitamente al elegir vivir en Atenas y beneficiarse de sus estructuras legales y sociales a lo largo de su vida.

Sócrates sostenía que la esencia de la vida no radica simplemente en vivir, sino en vivir de manera honorable y justa. Para él, nunca fue justificable responder a una injuria con otro acto incorrecto. La represalia, creía, perpetúa la injusticia en lugar de rectificarla. Sostenía que la verdadera virtud implica mantener los principios incluso ante el sufrimiento o la muerte. Vivir honorablemente significaba adherirse a la justicia y la sabiduría, independientemente de las consecuencias personales. Al elegir permanecer en Atenas y aceptar sus beneficios, tales como la educación y la protección bajo sus leyes, Sócrates sentía que tenía el deber de respetar y obedecer sus decisiones legales, incluso si estas eran defectuosas. Escapar de su castigo no solo violaría este deber, sino que también socavaría los mismos principios que pasó toda su vida defendiendo. Demostraría una falta de integridad y un fracaso en sostener los ideales de justicia y sabiduría.

Además, Sócrates creía que su papel como filósofo exigía un estándar más alto de conducta moral. Si huyera, estaría dando un mal ejemplo a sus seguidores y socavando su trabajo de toda la vida. Su compromiso con la filosofía y la búsqueda de la verdad requerían enfrentar su castigo de frente, demostrando que la búsqueda de la justicia y la sabiduría trasciende la seguridad y la supervivencia personales.

Al aceptar su sentencia de muerte, Sócrates también se inmortalizó a sí mismo y a sus enseñanzas. Al elegir la muerte sobre el deshonor, dejó un legado poderoso que resaltaba la importancia de vivir una vida virtuosa y examinada. Su decisión de mantenerse fiel a sus principios, incluso a costa de su vida, se convirtió en un momento definitorio en la historia de la filosofía, ilustrando el profundo impacto del compromiso inquebrantable con la justicia y el amor por la sabiduría. Este acto de integridad suprema no solo solidificó su lugar como un ejemplo moral, sino que también aseguró que sus ideas perduraran por generaciones, inspirando a incontables individuos a buscar la verdad y vivir honorablemente.

La decisión de Sócrates de elegir el honor sobre la vida sirve como una poderosa lección para la sociedad contemporánea, donde puede parecer que nada tiene verdadera importancia, y donde los valores a menudo parecen estar diluidos. En una sociedad a menudo dominada por la gratificación instantánea y la búsqueda de lo material, su compromiso inquebrantable con su integridad son como un faro de claridad moral. Su disposición a sacrificarlo todo en lugar de traicionar sus principios nos insta a reconsiderar la verdadera esencia de la importancia de los valores que deberían guiar nuestras acciones. En un mundo donde a menudo reina la superficialidad, el ejemplo de Sócrates nos anima a abrazar el coraje moral y la búsqueda de ideales nobles, recordándonos la importancia perdurable de vivir según nuestros principios en lugar de deseos fugaces.

Si le interesa explorar más a fondo estos conceptos, mi sugerencia siempre es recurrir a los textos originales antes de depender de interpretaciones de otros. Para este tema en particular, recomiendo comenzar con los diálogos de Platón: 'Apología', 'Crito' y 'Fedón', en ese orden. 'Apología' trata sobre el juicio y la condena de Sócrates, 'Crito' narra la urgente súplica de un amigo para que Sócrates escape y su razonamiento moral para permanecer en prisión a pesar de la amplia oportunidad de huir, y 'Fedón' detalla sus últimas conversaciones y eventual muerte.

Xavier H. Castañeda

viernes, mayo 31, 2024

La biblioteca infinita de Borges

La obra de Jorge Luis Borges, repleta de erudición y exploraciones filosóficas, sigue fascinando a lectores de todas las generaciones con su mezcla magistral de lo fantástico y lo real.

Don Jorge Luis Borges es en definitiva uno de los escritores más importantes y universales del siglo pasado. Su escritura, llena de referencias eruditas y conceptos filosóficos, nos lleva a explorar temas como el infinito, los laberintos y la identidad, incluso dejándonos una forma revolucionaria de entender el tiempo; Borges era capaz de transformar lo cotidiano en algo extraordinario. Nacido en Buenos Aires en 1899, Borges nos legó una obra literaria que continúa fascinando a lectores de todas las generaciones.

El maestro Borges no escribía simplemente para contar historias; sus textos son puentes hacia reflexiones profundas sobre la existencia y el conocimiento. En sus cuentos y ensayos, encontramos un estilo preciso y meticuloso que, a pesar de su complejidad, nos envuelve y nos invita a pensar. Obras como "Ficciones" y "El Aleph" son ejemplos claros de su genio, donde lo fantástico se mezcla con lo real de manera magistral. En "Ficciones", Borges nos lleva a través de laberintos de ideas y mundos alternativos, explorando los límites de la realidad y la ficción (La biblioteca de Babel, incluido en Ficciones, es uno de mis cuentos favoritos). "El Aleph", por su parte, nos presenta un punto en el espacio que contiene todos los puntos, desafiando nuestra comprensión del tiempo y el espacio. Estas obras no solo destacan por su originalidad y profundidad, sino también por la belleza de su prosa, que invita a la reflexión y al asombro.

Borges Esencial, de la ASALE
Aunque Borges nunca recibió el Premio Nobel de Literatura, su influencia en la literatura mundial es indiscutible. Autores y críticos de todo el mundo reconocen su capacidad para desafiar y expandir las fronteras de la narrativa. Borges nos muestra que la literatura es una herramienta poderosa para explorar las preguntas más profundas de la existencia humana, y su obra sigue siendo una fuente inagotable de inspiración y maravilla.

Pero lo más importante y la manera correcta de acercarse a su obra, de sumergirse en el universo borgeano, es leyéndolo, y no a través de los filtros que por fuerza otras mentes tendrán al analizar o comentar su obra. En la imagen muestro mi libro recomendado, una edición conmemorativa preparada por la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Xavier H. Castañeda

domingo, mayo 26, 2024

Leer "Don Quijote" ahora y entonces: su relevancia contemporánea y legado duradero

"El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" es fundamental en la literatura mundial, una obra maestra que nos permite adentrarnos en la historia, contemplar las complejidades de la experiencia humana y reflexionar sobre nuestro viaje personal a través de la vida.

Esta obra es fundamental en la literatura universal por varias razones. En primer lugar, ha ejercido una gran influencia en numerosas obras literarias posteriores, siendo una fuente constante de inspiración para muchos escritores y dejando una marca indeleble en la literatura mundial. Además, El Quijote nos ofrece una fascinante ventana a la España del Siglo de Oro, sumergiéndonos en su cultura, sociedad y valores de una manera única. Es como realizar un viaje en el tiempo y encontrarnos cara a cara con la historia.

Otro aspecto destacado de esta novela es el propio personaje de Don Quijote. Con su idealismo y su lucha contra la injusticia, sigue siendo relevante en la actualidad, enseñándonos valiosas lecciones sobre la perseverancia, la nobleza de espíritu y la búsqueda incansable de la verdad. Más allá de ser una simple historia de caballeros andantes, El Quijote es una exploración profunda de temas universales como la locura, la realidad y la naturaleza humana. A través de sus páginas, podemos reflexionar sobre nuestra propia existencia y encontrar nuevos significados en nuestras vidas, aún en el siglo XXI que habitamos.

En cuanto a por qué la gente leía El Quijote en la época en que fue escrito, hay varias razones interesantes para esto. En primer lugar, la obra fue un éxito instantáneo y un fenómeno cultural en su momento. La gente la leía principalmente para divertirse, ya que está llena de aventuras y humor. Pero más allá del entretenimiento, El Quijote abordaba temas importantes de la época, como los cambios sociales, culturales, religiosos y de identidad española, siendo una lectura relevante para su público. En el Siglo de Oro en España, la lectura era una actividad popular entre la clase media y alta, y las novelas de caballerías, género al que parodia El Quijote, eran especialmente populares.

Finalmente, recomiendo leer un tomo como el que se muestra en las imágenes (en este caso, una edición conmemorativa preparada por la Asociación de Academias de la Lengua Española), ya que es complicado apreciar toda su complejidad en resúmenes o abreviaciones. En lo que se refiere a grandes monumentos de la literatura universal, siempre sugiero ir a las fuentes originales antes de leer interpretaciones de otras mentes.

Leer El Quijote es una experiencia enriquecedora que nos permite sumergirnos en la historia, explorar la condición humana y reflexionar sobre nuestro propio viaje en la vida. Es una obra que merece ser leída y apreciada por todas las generaciones, además de que, en palabras del propio Cervantes: "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho".

Xavier H. Castañeda


domingo, mayo 19, 2024

Elogio del buen fumar

Fotografía de Xavier H. Castañeda en Instagram
El sillón del fumador es ahora fortaleza, y el paso elegante del humo, con su dignidad, ahuyenta cualquier asalto de lo vulgar...


La experiencia se anticipa desde el momento en que se piensa. - Hoy, se fuma. - Para el amante sincero no se trata de un momento cualquiera; solo será aquel que ofrezca tiempo, porque tan precisa y lúdica operación requiere de espacio y lugar para el ritual.

Habrá que decidir primero cual de las vitolas disponibles se ajusta al humor del momento. Ya se abre el humidor, de construcción precisa, y el instantáneo aroma de madera y tabaco inunda el olfato, la vista se recrea, pero el tacto se reprime aún... ¿Qué vitola escoger? ¿Se antoja un parsimonioso Robusto, un Rothschild? ¿Un aristocrático Corona? ¿Acaso un elegante Churchill?

Pero una vez escogido, el puro en cuestión debe ser observado, olido, sopesado, acariciado... Ciertos requisitos son obligatorios: anillas propias de elegante factura, tabaco selecto de cosecha única, y si se lo permite, la exclusividad de lo añejo. Su consistencia debe ser la perfecta... Tripa, capillo y capa son los interpretes aún inertes de una sinfonía que pronto habrá de comenzar.

Se alcanzan ahora los instrumentos de la iniciación. Se precisan largos fósforos de cedro blanco y el instrumento de precisión exacto para cortar la perilla, guardiana de lo virgen... y a partir plaza. Las manos no deben dudar ahora, la operación es de tiempo corta y de detalle riguroso, cosas que la seguridad de la madurez otorga con el tiempo. Y se corta...

Ahora se enciende la llama, y esta pronta se ofrece ante el pie del puro, el cual a su vez la reverencia, galante, como el caballero que es. Ahora se observan puro y llama unirse en un instante a la vez volátil y tenso. Y mientras se aspira, bailan, juegan, ruedan, ríen ambos, se acarician... ¡Y se hace la magia!

Aquel que fuma, antes solo un espectador ante sus propias artes, ve ahora surgir de su boca fantasías en forma de voluptuoso humo de noble paso que, a fuerza de evanescente, practica refinadas evoluciones, ora graciosas, ora delicadas, ora altivas... unas y otras transformando de a poco el instante aquel en una sensación de placer inefable...

El tiempo se esfuma. Y no hay prisas... El sillón del fumador es ahora fortaleza, y el paso elegante del humo, con su dignidad, ahuyenta cualquier asalto de lo vulgar. El aroma lo llena todo y se posa el los estantes, en los libros, en nuestros elegantes gustos: aquí fuma un Gentleman.

Y es que ante esos momentos de refinada y culta quietud, de epicúrea calma, se obligan los pensamientos elegantes por estricto apego al instante pleno. Nos hablamos en la confidencia del diálogo profundo e importante y grande. Las glamorosas y humeantes evoluciones, que antes se degustan en el paladear de combinaciones y complejidades de nuestro tabaco, son pensamientos y ensueños que se transmutan en armonioso y contemplativo arte... lo que vemos danzar en el aire son nuestros sueños materializados, mientras nuestra conciencia se hunde en las profundidades de lo inasible.

Y por un momento, ciertamente efímero, todo está bien...

Xavier H. Castañeda
©

Pintura: 'La Epicúrea Calma'
por Xavier H. Castañeda
1997
Oleo sobre tela, 20 x 25 cm

Colección Privada

sábado, mayo 18, 2024

Lo que todo Gentleman del siglo XXI debe saber

Pierre Sériziat, C. 1795, Jacques-Louis David

¿Qué son exactamente los mencionados 'Gentleman's Pursuits' del título de este blog? ¿Por qué está escrito en inglés y no en español? 

Sentados ante un café y una laptop de por medio, mi buena amiga Claudia me preguntaba el porqué el nombre de mi blog The Gentleman's Pursuits estaba en inglés y no en castellano, señalando que, aun sabiendo su traducción, ella hubiera preferido un término dirigido a una audiencia hispanoparlante. 

- ¿Por qué no en español? - Me miró con en esa sonrisa tan suya, mezcla de curiosidad y pequeño reclamo.

Meditándolo un par de segundos en silencio, tras un sorbo de mi espresso, contesté:
 
- Hay, sin duda, un término equivalente en castellano. Pero tal vez quise dotar a mi blog de cierto sentido más amplio en cuanto a los temas que trataría. Fue una pequeña licencia de mi parte para hablar de otras cosas que no fueran solo de vinos y de objetos; es decir, hablar de otros intereses cultos e intangibles, quizás al estilo del ideal del Gentleman británico decimonónico. Una licencia ambiciosa, sin duda, porque pienso que para escribir sobre esto primero hay que vivirlo - respondí, dando otro sorbo a mi café con la mirada puesta en el piso de madera. 

Más tarde, sentado ante mi escritorio, pensé cómo explicarlo mejor: se trata simplemente de aprovechar el tiempo que se nos ha concedido en este mundo para convertirse en la mejor versión de uno mismo. 

Aprovechar nuestro tiempo en esta tierra, que de un instante a otro todo puede cambiar. In ictu oculi de Juan de Valdés (1672)

Aunque es cierto es que el mencionado Gentleman decimonónico ya no existe (no se diga ya del ideal del Virtuoso de Lord Shaftesbury, aun más raro), es decir, en su espíritu y ambiciones, también es cierto que hoy en día se puede ser "un caballero" si uno decide serlo, o lo que es lo mismo, se es caballero - o dama - por elección.

Podría especularse que ese ideal a caído víctima del paso del tiempo y de los duros golpes de los conflictos mundiales del siglo XX (que derribaron todo nuestro armazón moral y social de tajo), o tal vez se deba a la televisión superficial y, más recientemente, a las redes sociales, o tal vez se deba a la televisión superficial y, más recientemente, a las redes sociales y programación en streaming, sin dejar de lado el infame scrolling que a golpe de algoritmos nos fuerzan, casi de forma inconsciente, a pasar horas con la mente en neutral viendo pantallas y posts que nos taladran e incrustan, incluso desde niños (pero sin dejar de lado las mentes adultas), modelos a seguir que no solo con frecuencia son vulgares y superficiales sino además no tienen la mínima calidad moral en la mayoría de los casos (con sus muy honrosas excepciones). Es decir, sufrimos un verdadero suplicio de Sísifo en contra de tan formidables enemigos.

Con todo, ahora más que nunca se requiere de esos hombres y mujeres de valor. El ideal del ‘Gentleman-Gentilhomme-Caballero’ es deseable como individuo ya que con su espíritu, conocimiento e idealismo lanza a la humanidad hacía adelante, como todos los espíritus escogidos de los que se ocupa la historia (que no de los hombres mediocres a como lo anuncia José Ingenieros en su célebre El hombre mediocre).

Robert de Montesquiou por Paul Troubetskoy

Aunque la palabra ‘Gentleman’ tiene su equivalente en el español como ‘Señor’ (en el sentido de ‘Don José es todo un señor’, ya que la palabra ‘caballero’ denota más la idea de buenos modales en el trato hacia las mujeres - y prójimos - es decir, un sentido de ‘caballerosidad’: ser ‘todo un señor’ incluye también ser caballeroso), el ideal del ‘Gentleman Británico’ y el ‘Gentilhomme Francés’ surge a partir del desarrollo de las sociedades cortesanas europeas a partir del siglo XVII, la cual exigía una cultura de etiqueta, formalidad y trato ‘educado’ como un código de conducta establecido. Este código incluía naturalmente el concepto de los buenos modales (‘manners’, ‘maniera’) en el trato hacia los demás, pero también exigía, para triunfar en estas sociedades, un grado de cosmopolitismo, inteligencia, bien hablar, humor, sensibilidad, valor, honor y carácter. 

Así mismo esta idea era descendencia directa del ideal del hombre renacentista del siglo XVI; el individualismo y el deseo de hacer y saber de todo. De esta manera, y como afirmaba el Filosofo Dietrich Schwanitz, ‘La formación cultural se fundía con la cultura social’. Un hombre al fin de aficiones y aspiraciones renacentistas.

Baldassare Castiglione, autor de Il Cortesano (1528).

Baldassare Castiglione en su célebre "El cortesano" (título que muy bien podría trasladarse al moderno término de El Gentleman), describe justamente ese ideal del caballero renacentista, curioso del mundo y de la elevación del ser humano como centro del universo: el caballero perfecto debía saber de todo y de todos, ciencia y arte; debía contar con un físico que buscara el ideal grecorromano (¿el canon del hombre perfecto de Policleto? ¿La proporción física natural perfecta de los Bronces de Riace?), el trato educado y amable, savoir-faire social y elevadas miras, todo ello hecho sin aparente esfuerzo, con naturalidad, desenvoltura y gracia, un concepto luego conocido como Sprezzatura término en el libro incluido y que hoy refiere más a vestir bien y con elegancia en el mundo de la sartoria, aunque si perder del todo su origen. Aún hoy el ideal italiano de La Bella figura (verse bien y comportarse bien en sociedad), debe mucho a ese antecedente renacentista. Así, todo hombre que aspire a ser un caballero deberá ver en El Cortesano la piedra angular de su partida en este viaje, tortuoso pero pleno de satisfacciones, aunque sirven como advertencia dentro del propio texto las palabras de Ludovico Pío: "Pienso que no se podrá hallar vaso donde quepa todo lo que vos queréis echar en este Cortesano". Pero, como en tantas cosas de la vida, el placer esté en el camino y ciertamente no en el destino. 
 
Reconstrucción en bronce del Doryphoro de Policleto (450 a.C.)
¿Pero qué sucede hoy en día? ¿Es cierto que ‘ya no hay caballeros’, como se queja un gran número de mujeres? 

Tal vez sea cierto que los buenos modales hagan falta en estos días, pero basta también ver los cambios en los programas educativos para darse cuenta que mucho ha cambiado en el alcance y calidad de los intereses que perseguimos, además de que debemos participar de una nueva concepción del papel del hombre en una sociedad más incluyente y diversa. 

No me gusta decirlo, pero una generación de hombres que pasa hora tras hora viendo memes, posts de jovencitas escasamente vestidas en Instagram (o el peor de los pecados intelectuales: pagando dineros en OnlyFans), o sumergiéndose en teorías conspirativas en Facebook (de la más fragante estupidez), o videos de YouTube absolutamente intrascendentes, o que pasan días enteros jugando videojuegos, tendrá muy poco tiempo de perseguir otros intereses más elevados. Y todo esto sin entrar en las turbias aguas de los desastrosos efectos de la pornografía gratis y fácilmente accesible incluso a niños y niñas de escasa edad...

Podría decir incluso que esa "epidemia de estupidez" que sufrimos anunciada por don Arturo Pérez-Reverte, es una grave afrenta al proceso de civilización humana a como la describe Norbert Alias en su magnífico El proceso de la civilización, lectura que recomiendo con entusiasmo a quien desee entender sobre esto. 

Le Cercle de la Rue Royale, de James Tissot (1680).

Contrastemos lo anterior con la educación de un Gentleman de antiguos tiempos: esta incluía la adquisición de conocimientos sobre matemáticas (y ciencias en general), filosofía, latín, música culta, ópera, geografía, literatura, poesía, historia, arquitectura, pintura, astronomía y leyes, además de política y conocimiento de estado geopolítico del mundo. Y no solo eso, un caballero debía saber también de vestido, comida, práctica de deportes tales como los incluidos en el pentatlón moderno (carrera, tiro, equitación, esgrima y natación, basándose en las habilidades que un oficial del ejército francés debía idealmente poseer), entre otras cosas y conocimientos. ¡Todo esto además de contar con excelentes modales, ser cosmopolita, inteligente, ingenioso, elocuente, sensible, valiente y honorable! Menuda tarea para cualquiera que aspire a ser ‘todo un Señor'. 

No se debe excluir la idea (elitista, napoleónica) de que 'se requieren tres generaciones para formar un caballero', es decir, que el haber nacido de uno ya conlleva cierta ventaja, pero es poco pretexto cuando el conocimiento, hoy más que nunca, está al alcance de todo el que lo busque, hasta en las mismas redes sociales y programas de streaming y en los scrollings que nos alienan. 

"El sueño del Caballero", de Antonio de Pereda (1650).

El caballero actual, sin embargo debe contar además con un grado aceptable de sensibilidad social, de conciencia ecológica y humanista, y desempeñar un papel diferente en cuanto a su lugar ante el avance de las mujeres en todos los campos, además de ejercer una paternidad más sensible y desde luego responsable, contar con un cuidado aspecto personal a todas las edades (y un cuerpo sano e idealmente ejercitado) y ser todo un profesional... Un hombre de amplias lecturas, viajes y producción intelectual para la prosperidad. Sobre todo, la educación de un caballero debe de hacer de este, según las palabras de Henry Peacham, "una persona provechosa y útil para su país", o lo que es lo mismo, contar con un propósito de vida que guié su proa hacía metas valiosas, honrosas y honorables.

Lamentablemente la educación actual está en decadencia y se encuentra muy alejada de este propósito de formación de hombres y mujeres de provecho. A veces solo alcanza para ver por los propios intereses y en ocasiones ni para eso; la educación del tipo que menciono arriba parece más un cuestión de suerte que de elección personal. 

Sin embargo, ya lo escribía Heráclito (540-480 B.C.) hace más de 2,500 años: “El contenido del carácter de un hombre es el que él mismo elige. Día tras día, sus decisiones, lo que piensa, y sus acciones son en lo que él mismo se convierte. Su integridad es su destino… es la luz que guía su sendero”.


Los Gentleman´s Pursuits, que se traducirían directamente como los intereses o búsquedas intelectuales de un caballero, son finalmente todos esos intereses intangibles por los que uno parte en búsqueda de la verdad, de aquellos placeres de 'fina conmoción intelectual' anunciados por Epicuro: la idea de querer saber de todo y hacer de todo, en el talante de un hombre del renacimiento, aprovechando el tiempo que nos queda antes de partir (tiempo cada día más valioso porque nos queda menos, sobre todo en tiempos tan inciertos como los que nos ha tocado vivir). Es hacerse la pregunta, sin duda de carácter estoico: ¿Cuánto tiempo dejaré pasar para que me convierta en lo que podría llegar a ser?

Le envío un saludo, compañero de viaje, que al llegar hasta aquí ha declarado sus intenciones. 

Xavier H. Castañeda
©

lunes, mayo 13, 2024

Cómo empezar a escribir ficción

 ¿Qué consejos le darías a alguien para empezar a escribir una novela de ficción?

Antes que nada, quiero plantearte algunas preguntas y una advertencia crucial: ¿Te apasiona la lectura? Si es así, ¿qué géneros literarios te cautivan más? Este interrogante marca el punto de partida, ya que lo que disfrutas leyendo tiende a ser también lo que más disfrutarás escribiendo. Pero, permíteme lanzarte una advertencia: la escritura no es un camino fácil; exige compromiso y disciplina, la misma dedicación que te impulsará a continuar incluso en los momentos de falta de inspiración.

Este primer paso lo podríamos denominar como "definir tu género". Elige el tipo de ficción que deseas explorar: ciencia ficción, fantasía, romance, misterio, entre otros, y establece el tema central de tu historia, lo que quieres contar. Esto te proporcionará una base sólida para tu narrativa, y lo más importante, será algo que disfrutes escribir.

Para mí, uno de los mayores motivos para escribir es enriquecer la vida de mis lectores, pero lo que realmente obtengo de este proceso es enriquecer mi propia vida. ¿Cómo? A través de la adquisición de conocimientos, el aprendizaje continuo, la exploración de diversas lecturas y los desafíos que ponen a prueba mi perseverancia e inteligencia.

Luego de este paso inicial, llega la parte práctica: escribir. Encara este proceso como una forma de Kaizen, es decir, como un camino de mejora constante. Escribir más te ayudará a mejorar, pues la práctica es el mejor maestro. Además, es difícil corregir algo que aún no ha sido escrito. Personalmente, escribo a diario y me propongo alcanzar una meta de palabras, un número especifico. ¿Se aleja esto de la imagen romántica del escritor inspirado por la musa? Sin duda, pero es la realidad: la escritura es un oficio como cualquier otro, que demanda esfuerzo y dedicación constante.

Por ende, mi consejo es simple: escribe, y hazlo con seriedad y constancia. Y no olvides leer. Stephen King afirmó una vez que "la primera obligación de cualquier escritor es leer mucho". La lectura te proporcionará material para crear el universo donde tus personajes vivirán, experimentarán triunfos y derrotas, y darán vida a la historia que deseas contar.

Por otro lado, no descuides la construcción del esqueleto de tu relato, una especie de guía que te orientará sobre qué hacen tus personajes, cuándo lo hacen, qué consecuencias tienen sus acciones, y cómo se relacionan personajes y acciones entre sí dentro de la trama.

Finalmente, intenta siempre entretener. A nadie le gusta aburrirse, y tú, como escritor, tienes la responsabilidad de entretener. ¡Feliz escritura!

Xavier H. Castañeda

miércoles, septiembre 06, 2023

Libros electrónicos vs. libros impresos: el dilema de un bibliófilo

La textura del papel, el levísimo sonido de las hojas de un libro al pasar la página. La perspectiva de arrellanarse en el sillón con un libro nuevo... ese era yo.

El aroma de los libros viejos, de esos libros que ya tienen una vida, anterior a la tuya, que les hace aún más interesantes, como aquellas damas de cierta edad que con una sonrisa parecen revelar todo pero no revelan nada... ¿Quién podría saber en qué lugares han reído antes, que ojos han visto todo de ellos? ¿Qué manos los han recorrido con amor? ¿Cuántas vidas han cambiado con su presencia?

O en cambio: el olor del papel nuevo, de la tinta recién estampada, el peso (de las palabras impresas). El tacto de esos libros encuadernados en tafilete, nervios en el lomo y corte de oro. O el del papel de ediciones rústicas pero de diseño esmerado, que no puedes esperar a leer. O el gusto de estampar mi ex-libris en algún libro recién comprado, para hacerlo verdaderamente mío, para ser leído por primera vez...

O la perspectiva de arrellanarme en el sillón favorito en una tarde lluviosa para sumergirme en la prosa (o el verso) de aquel libro largo tiempo buscado y por fin encontrado, un café espresso o single malt y un puro a mi lado... Ese lector era yo. Aún mejor, ese lector sigo siendo yo, pero con un pequeño añadido: el libro "e". Pero debo explicarme.

La "e" genial

Como lector voraz confeso que soy, la idea de los libros electrónicos siempre me atrajo desde que se les escuchó mentar por primera vez, hace varios años ya. Era la solución moderna a muchos "problemas lectores". Sin embargo, la idea de que estos sustituyeran a las páginas impresas me parecía ridícula. Era atentar contra la tradición, contra las bibliotecas, contra la búsqueda de una tarde en una librería, contra los aromas de papel y tinta en estantes de establecimientos modernos o muy antiguos, tal vez de nuestra ciudad o de otra en la que estamos sólo de paso; contra perderse ensimismado en una feria del libro, contra llegar a casa con una bolsa de libros nuevos, contra la felicidad del hallazgo en un librería de viejo, vaya, ¡contra todos los placeres de ser un lector!

Empero, la realidad es que hay ciertas consideraciones prácticas con respecto a los libros ahora llamados "impresos" (como si esto fuera algo que pudiera antes cambiarse); yo más que nadie disfruto de cada experiencia que los libros me ofrecen, pero en muchas ocasiones es casi imposible encontrar justo el libro que uno quiere o la edición que uno quiere, y cuando los hallamos tienen un precio muy elevado (aunque dicen por ahí que si un libro te parece caro no eres un verdadero lector...). En alguna ocasión, por ejemplo, quise comprar las obras completas de Enrique Jardiel Poncela, sublime irónico e hilarante escritor y dramaturgo español de principios del siglo pasado del que ahora se habla poco por sus circunstancias, pero de quien he disfrutado cada libro ('Espérame en Siberia, vida mía', 'La tournée de Dios´, 'Amor se escribe sin hache'). Se lo hice saber a mi entonces librero de cabecera y él hizo las diligencias: me consiguió una edición encuadernada en piel roja, ilustrada, corte de oro e impresos en papel cebolla que eran una delicia, cuatro tomos en una edición única, pero a un precio que hoy equivaldría a unos 400 euros (!). Ni que decir que los tuve que dejar pasar, con todo el dolor de mi corazoncillo de lector. Mi librero no tuvo problemas en venderlos, claro está: ya había compradores en fila. Y aunque siempre le he dicho a mi propio hijo que en lo que nunca hay que escatimar es en libros y en medicinas, todo, es verdad, tiene su límite.

Otro punto sobre los libros impresos es que a veces no existen ediciones de lo que uno desea leer: en alguna ocasión quise leer las obras completas de Giacomo Casanova (sí, el aventurero veneciano del siglo XVIII, a quien descubrí, más allá de sus lances eróticos, como un excelente narrador de aventuras y descriptor de los tiempos que le tocaron vivir), pero era imposible encontrar una edición en castellano ya que no se han traducido todos los tomos de su autobiografía... pero que al final pude leer en e-book en una muy buena traducción al inglés. En otro caso, me encontré conque las traducciones al español del Moby-Dick que tenía a la mano eran terribles... pero pude hallar la versión original de 1851 digitalizada en libro electrónico. Lo mismo pasó con la bibliografía completa de Ian Fleming: todos los libros de James Bond (lo que me motivó a escribir Huevos revueltos á la James Bond,  basándome en una receta del propio Fleming). Y pasó igualmente con otros muchos libros de los que ya no tengo memoria. El libro electrónico al fin es una maravillosa opción para quien gusta de verdad leer.


También es verdad, siempre se añora un buen libro recién comprado, pero como puede verse en la fotografía anterior, el hecho de tener un libro electrónico, en mi caso varios de los excelentes Kindle, de Amazon, nunca me ha detenido de comprar libros impresos, aunque siempre me encuentro con airadas opiniones en contra. Pero hay que mencionar que a lo largo de la historia siempre ha existido controversia y resistencia al cambio ante los formatos y las nuevas tecnologías; en tiempos de Jesús, el hecho de que el Nuevo Testamento se escribiera en pergamino y no en papiro como el Antiguo Testamento fue causa de conflictos ya que no sólo era un material diferente para escribir, sino también un nuevo formato: los papiros se almacenaban en rollos a diferencia de los pergaminos, que hacían uso de la novísima tecnología romana del códex, el primer libro encuadernado con páginas. En tiempos de Sócrates no se creía en la escritura como manera de preservar el conocimiento: esa era tecnología egipcia y por lo tanto extranjera, lo que los helénicos veían particularmente mal. El mismo caso se dio con el Buda y con Jesús. Y con Confucio. Ninguno de estos maestros escribió nada aunque sabemos que podían hacerlo, y en cambio fueron sus discípulos quienes decidieron utilizar tecnologías de punta (en su momento) para preservar sus enseñanzas.

Por otro lado, los libros electrónicos también tienen lo suyo:  la construcción de muchos de ellos es de alta calidad, hechos para durar y con materiales muy buenos; son dispositivos dedicados a la lectura, es decir, no son un iPad ni una tableta ni sirven para navegar las redes sociales; su llamada tinta electrónica se ve prácticamente como una hoja impresa, su pantallas no reflejan y se pueden leer en la obscuridad, pueden llevar un número enorme de libros en sus memorias, los más nuevos inclusive son resistentes al agua y el polvo, y cuentan con innumerables accesorios para su protección; los míos inclusive han tenido fundas de cuero hechas a medida que les dan un toque ciertamente muy elegante.

Pero lo más importante es la enorme y extensa oferta de títulos a la que se puede acceder a precios muy asequibles: la gran mayoría de las editoriales han reconocido el potencial del libro electrónico y cada día se publican más títulos en ambas versiones, la electrónica y la impresa, sin contar conque se puede descargar gratuitamente, en versión digital, cualquier obra editada antes de 1919 en sitios como Project Gutemberg de manera legal, ya que han vencido sus derechos de autor. Un libro electrónico es una simple descarga de datos, y al no utilizar insumos como papel o tinta, no tener que ser impreso ni necesitar de envíos y de tiradas, se pueden bajar sus costos y además contribuir a una menor destrucción del medio ambiente.

Otro detalle importante es, sobre todo hoy que vivimos en tiempos difíciles, estos de post-cuarentena COVID, la compra de un e-book se hace, repito, con una sencilla descarga electrónica que toma, a lo mucho, un par de minutos. Nada mejor para evitar contactos con el exterior o tiempos de espera mientras llega nuestro libro: todas las ventajas de la tecnología.

Yo mismo, al decidir publicar mi primera novela y entrar pláticas con un par de editoriales, me decidí finalmente a publicar en Amazon por la posibilidad de hacerlo en ambos formatos, el electrónico y el físico, y por el alcance y difusión mundial que la versión electrónica puede llegar a tener. 

Mi punto, querido lector, estimada amiga lectora, es que se puede tener lo mejor de ambos mundos, es decir, la fotografía no sustituyó a la pintura ni las motos a las bicicletas; las innovaciones tecnológicas hacen la vida más fácil, pero es difícil que sustituyan la experiencia, el gozo de las cosas que son perfectas en si mismas, como ya lo anunciaba Umberto Eco con respecto a la invención del propio libro, el original: "Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera." Los libros impresos nunca desaparecerán en tanto parte de nosotros, de nuestros sentimientos y experiencias, vivan en ellos, y puedo decir que una de las cosas en esta vida material de la que me siento más orgulloso es de mi biblioteca, la que heredaré a mi hijo como (espero) mi padre me herede la suya.

Pero si no ha probado nunca antes leer en un e-book, se lo recomiendo con toda seguridad. Lo que uno lee es la palabra escrita; el arte, la emoción o la pasión vienen de Shakespeare, de Cervantes o de Leo Tolstoi, y no del medio por el que se lee, y para estos fines los libros electrónicos (sí, también libros) son una invención genial.



Xavier H. Castañeda
©

Todas las fotografías son del autor.