sábado, julio 04, 2020

La Recomendación Semanal

Como bien dice su autor, Bernhard Roetzel, en la introducción del libro que hoy les presento, El Caballero, aquel que quiera pasar por bien vestido en París, Milán, Lóndres o Nueva  York, sólo tiene que seguir los consejos de la moda masculina clásica, esa que jamás pasa de moda, estilo al fin y elegancia. Quien siga los cánones ahí descritos puede estar seguro de no equivocarse, y si usted quiere ser y no parecer en el buen vestir, con solo este libro le bastará para lograrlo.

Su companion, el segundo libro aquí mostrado, A Gentleman's Look Book, es un acertado complemento al mencionado libro ya que en lugar de ser un compendio de "recetas", por decirlo de alguna manera, es uno de fotografías de gente que gusta del arte sartorial y muestra sus propias prendas hechas a medida y otras piezas y ropas escogidas, y no de un grupo de modelos con vestimentas que se ajustan en el momento para que se vean bien en las fotos. Esto por supuesto le da una autenticidad y originalidad que de otra manera no tendría.

Ambos libros están disponibles en Amazon.

El original, El Caballero de Bernhard Roetzel, y su compañero de más reciente publicación, A Gentleman´s Look Book.

domingo, junio 14, 2020

La Recomendación Semanal:

La antigua Roma, la Roma clásica, sigue influenciando nuestras sociedades occidentales de formas que a veces no llegamos a abarcar, por ello es siempre conveniente tener un atisbo de lo que dicha civilización aportó al mundo.

Por ello, aquí mi recomendación semanal:


domingo, junio 07, 2020

The Stay At Home Museum: Rubens

En esta ocasión visitamos la Rubenshuis, la casa-taller de  Peter Paul Rubens  (donde vivió y trabajó los últimos 29 años de su vida), con su Director Ben Van Beneden en una visita guiada de sus exposiciones, por ahora cerradas al público; un esfuerzo de la Oficina de Turismo de Flandes y Bruselas VisitFlanders.  Conozcamos  más sobre el llamado "emperador de los pintores Barroccos".

sábado, junio 06, 2020

Las Meninas o La Familia de Felipe IV

Jeremy Irons frente a Las Meninas. Foto: Agustín Escamez
Del por qué Las Meninas me son una graciosa experiencia estética los domingos por la mañana.

De todas las cosas de las que guardo caro recuerdo desde mi niñez y tal vez de las memorias más agradables de las que pueda dar cuenta, es esa, casi una institución para mi familia, de desayunar los domingos en casa de mis padres. En sí, el desayuno no es algo excepcional: hot cakes con tocino crujiente, mantequilla, mermelada de fresa o miel, leche, jugo de naranja y café. Nada más simple, aunque sus componentes se han refinado a lo largo de los años hasta la perfección. Al día de hoy, no he podido imitar el grado de cocción exacto que requieren los dos paquetes de tocino ahumado (dos, que no tres, por decreto materno); ni sé hacer los hot cakes como los hacen mi mamá o mi hermana. Me pregunto si tenga que ver el hecho de que sean dermatóloga y psicóloga respectivamente. Eso aducen, pero no lo creo. En fin.

A más de todo, esa institución de domingo, en la cual mi hijo ya participaba desde muy pequeño en la forma de comerse mi tocino, tiene algo de forjadura de carácter que solo he podido explicar hasta hoy. Desde aquellos años de otrora, en esos desayunos se escucha música clásica y se parla de arte, literatura, teatro y, bueno, de medicina.


Tal y como las madeleines de Proust, algo extraño para mi sucedería aquella mañana fría de domingo en Madrid. Cuando caminaba ante innumerables obras maestras en el Museo del Prado, entré, sin percatarme del todo, a una enorme sala oval rematada en una cúpula de muy grandes dimensiones; recuerdo haber estado pensando en la cuantía de la gente presente y de su pequeñez ante la grandeza del lugar que se me ofrecía a la vista. De repente, en un extremo de tal sala, pude ver por primera vez “La Familia de Felipe IV”, mucho mejor conocida como “Las Meninas” de Velázquez. Y es que, de entre aquellas conversaciones de domingo con papá, mezcladas con los cantos gregorianos, Wagner y Macbeth; el Entierro del Señor de Orgaz de El Greco y las Majas de Goya, siempre estuvieron Las Meninas. Me encontraba ante el enorme cuadro de 3 x 3 metros, curiosamente sin mucha gente a mí alrededor… y en ese instante y sin poder evitarlo las lágrimas cubrieron mis ojos. Recuerdo pensar “Vamos, ya estás viejo para estas cosas”, pero ni así pude dejar de llorar. Las Meninas significaban para mí mucho más que una obra mayor del arte español, tal vez la más importante de Don Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla,1599 - Madrid, 1660), pintor de la corte de Felipe IV, pintada ni más ni menos que en 1656. Tratando de razonar sobre mi reacción, deduje que efectivamente una obra de arte conmueve las fibras más sensibles de una persona (pero ¡por Dios! venía de ver hermosas obras de Rafael, Tiziano, el Greco y Rubens…).

No, la experiencia estética era tal que solo quedaba la explicación más simple: dicha experiencias estéticas impactan enteramente nuestra persona, es decir, uno que la experimenta conoce de forma simultánea dos cosas distintas: el objeto que observa y le conmueve, y su propia naturaleza; Las Meninas de Velázquez entonces eran y son parte de la sustancia que ha forjado el hombre que soy hoy; son en realidad tan parte de mi como lo son los desayunos de domingo... que más simple y a la vez increíble.


Así, de esas memorias de domingo por la mañana, recordaba claramente las explicaciones de mi papá del porqué lo interesantísimo de la obra y de las teorías sobre lo que representaba. Sobre todo algo que contaba de que al estar restaurando y limpiando la obra, los expertos se dieron cuenta que Diego Velázquez había pintado el polvo… Se sabe que trabajaba como pintor de la corte, en la cual gozaba de amplia confianza, utilizando como taller los aposentos del fallecido principito Baltasar Carlos, sucedida diez años antes de la fecha del cuadro, en el antiguo Alcázar de Madrid.

En nuestra pintura parece representarse una escena por entero familiar. Pero, ¿qué vemos? preguntaba mi papá. Primero notamos que Velázquez se retrata a si mismo en el acto de pintar ante un gran lienzo, tal vez el mismo que observamos; a su lado vemos a la Infanta Margarita de Austria, protagonista del cuadro, mientras está siendo atendida por dos de sus Damas de Honor, o Meninas (del portugués paje, en femenino). En primera instancia, uno pensaría que la Infanta ha venido a ver al pintor trabajar sobre un retrato de sus padres, el Rey Felipe IV y Doña Mariana de Austria, los cuales se reflejan en un espejo del fondo de la estancia. Pero de inmediato uno nota algo extraño en las actitudes de los presentes. ¿Se comportarían con tanta, digamos, relajación de formas, ante el mismísimo Rey? No lo creo así. Más interesante es pensar que nadie se imagina la visita real y que lo que se ve en el cuadro es lo primero que ven los reyes al entrar a la habitación. (Vaya, Nicolasito, un pajecillo que llegó a ser ayuda de cámara de la corte, está amablemente jorobando al mastín que tiene ante si, y sí, parece que hacía un instante la Infanta lo observaba…) A una de las Meninas se le ve reaccionar y comienza a hacer una reverencia; no así la otra que todavía ofrece agua a la princesita. Los personajes de atrás de ellos tampoco parecen haberse dado cuenta de que los reyes están ahí. La Infanta sí, desde luego, ya que mira al frente, aunque su cabeza permanece en otra dirección. La obra técnicamente es perfecta y está ampliamente documentada. Constituye una de las obras maestras de arte español de todos los tiempos y sobre ella hay muchas teorías como la que acabo de ofrecer.

Las Meninas Reborn in the Night, por Morimura Yasumasa
Entonces, ¿qué vemos? Vemos un instante acontecido hace más de 350 años. Y nosotros, ¿quienes somos? Nosotros somos los reyes visitando a Velázquez en su taller en 1656; estamos ahí, dentro del cuadro... El genio del maestro sobrepasaba los límites de lo puramente artístico y se adentraba en lo psicológico. Algo extraordinario.

Hoy, una preciosa y bien hecha reproducción cuelga en casa de mis padres. Y sin quererlo, al observarla, estos domingos de hoy día me recuerdan esa mañana de domingo en Madrid, en el Museo del Prado. Y mi papá ya ha tocado las campanas que anuncian el desayuno…




Para saber más:
http://es.wikipedia.org/wiki/Diego_Rodríguez_de_Silva_y_Velázquez
Museo Nacional del Prado: http://www.museoprado.es/

jueves, junio 04, 2020

La Recomendación Semanal: #alllivesmatter

Foto: Aljazeera / Adam Berry/Getty Images

En los últimos días hemos visto la reacción mundial al horrendo asesinato a sangre fría de un hombre afroamericano, George Floyd, a manos de la policía de Minneapolis, Minnesota, EE.UU., filmado en el momento en que sucedía y a las claras con la mentalidad de total impunidad por parte de los oficiales (de raza blanca), evidenciando el abuso sistemático por parte de los departamentos policiales estadounidenses hacia las minorías de otra raza que no sea la blanca, con las consecuencias de tumulto social que el hecho absurdo ha causado en la propia sociedad norteamericana, que ya está harta, y con mucha razón. 

Fuente: Facebook
Y realmente no podemos extraernos a ello, aunque pensemos que no nos incumbe o que son problemas de otro país; la realidad es que no podemos hacer como si no pasara nada. No solo #blacklivesmatter sino cada vida vale para cualquier persona con rastros de humanidad en su alma. ¿Qué más tiene que pasar para que ese país entienda que la suya es una sociedad quebrada, que es un experimento social fallido, si continua sin atender sus más oscuras facetas, sobre todo la del racismo histórico y sistematizado? 

Tal vez no nos incumbe. Lo que si nos incumbe es el propio espectro del racismo, esa mala palabra que arrastra consigo el estigma de ser la mentalidad causante de cientos de años de miseria y atrocidad humana. El racismo es el monstruo sediento de odio al cual las mentes más perversas (e.g. Donald Trump) invocan a la hora de querer dañar a tal o cual grupo humano antagonista, incitando un odio fabricado, basado en estúpidas ideas de absurda superioridad genética, cómo si no fuéramos iguales por dentro, como bien dice mi padre cirujano. 

Fuente: Facebook
Eso sí nos incumbe. Pero si uno no es norteamericano, tal vez nos incumbe más lo que sucede en nuestro propio país, sea de donde se fuere. Por sencillo ejemplo, en México el racismo es un tema del que no se habla pero que está presente en todo momento; en la calle, a la hora de contratar a alguien o no, en las expresiones de cierta gente al ver a un recién nacido ("¡salió blanquito!"), o la expresión del padre de un amigo que les decía a sus hijos "no se casen con prietas" (refiriéndose a la piel morena; mi amigo sí se casó con una "prieta"), o la expresión de "la mona, aunque se vista de seda...", dicho con envidia al observar el buen gusto o el estilo de alguien diferente pero no por ello menos; o cuando alguien inocentemente comenta que tal cual persona, al conducir su nuevo auto de lujo, pasará por el lavacoches que lo ha llevado a dar una vuelta, o los incidentes en los cuales estudiantes de doctorado son echadas de restaurantes al ser confundidas por vendedoras ambulantes, o en las caras y estilo de vida de los modelos de la publicidad masiva; o el uso de la expresión "naco" (junto con otras muchas más), una palabra que ha evolucionado para incluir la denominación de personas de baja extracción social, pobre educación y piel morena... En fin, nuestra sociedad también tiene mucho camino que recorrer: #alllivesmatter.

Por eso les recomiendo, mi también consternado lector, lectora, que consiga el mejor libro de historia de su país para que le ayude a entender la razón de los fenómenos observables en su sociedad en la actualidad, incluyendo el racismo y otras bestias, en un intento de sumergirse más profundamente en el tejido subyacente de esa sociedad en la que vive. Historia magistra vitae, la historia nos enseña lo que se hizo y lo que pasó, y lo que tal vez se deba hacer para no repetir las mismas estupideces. Sólo así podremos estar en condiciones de aportar bien a nuestra sociedad, como hombres y mujeres de mentalidad superior que somos; nada pasará compartiendo hashtags e indignándonos en privado.

No se deje llevar por un sentimiento noble pero mal encausado: lo que sucede en EE.UU. es intolerable, pero fije su mirada más cerca de casa. Haga algo al respecto. 

Aquí entonces, mi recomendación semanal:

Historia General de México. Versión 2000. / Daniel Cosío Villegas / Publicaciones del Colegio de México




Otras recomendaciones:

EL PESO DE LA SANGRE. LIMPIOS, MESTIZOS Y NOBLES EN EL MUNDO HISPÁNICO
Bernd Hausberger

LA SOCIEDAD NOVOHISPANA: ESTEREOTIPOS Y REALIDADES
Solange Alberro

domingo, mayo 31, 2020

The Stay At Home Museum: Bruegel

Ahora visitaremos los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, con su Director Michel Draguet en una visita guiada de las exposiciones, por ahora cerradas al público, de Pieter Brueghel el Viejo y sus hijos, grandes maestros flamencos dentro de la exposición "Bruegel, los originales"; un esfuerzo de la Oficina de Turismo de Flandes y Bruselas VisitFlanders.