domingo, diciembre 12, 2010

Las Moras Tannat 2007








Nota de Cata
Vino: Las Moras Tannat 2007
Región: San Juan, Argentina
Casa Productora: Finca las Moras Argentina
Variedad: Tannat 100%
D.O.C
Reconocimientos: Quality award (IWSC) 2008 trophy : www.iwsc.com
Vista: Rojo granate, inclinando la copa sobre superficie blanca, asoma transparencia sin artefactos
Nariz: Frutas maduras, frambuesa, moras, ciruelas y hasta matlí (Tradescantia pallida).
Boca: Sabor obvio a frutas maduras, madera consolidada, taninos bien plantados pero amables. Los enólogos que han revisado este vino dicen que sabe a “chocolate”, nunca lo encontré o se escondía de mi paladar en el rojo misterio del último sorbo.
Circunstancias de la de gustación: Se abre esta botella un domingo silencioso, con un sol tímido e indeciso, en el estudio de la casa y, como testigos del evento, mascaras que colecciono desde hace 20 años. No deben existir mejores espectadores que los rostros sin rostro , iconos con una patria incierta como la máscara; dijo alguna vez un poeta “Mascara el rostro, mascara la sonrisa”.

En algún momento tuve la impresión de que una de las máscaras quería un sorbo pero, para un Psiquiatra, esto tendría implicaciones psicoanalíticas no muy ajustadas para el entorno social y profesional. De esta manera un sorbo y agitar la copa para percibir los olores, llevó a otros movimientos similares; el tiempo, tan elástico como su misma definición, se detuvo: en este momento de asomó un sabor a menta que estaba escondido en ese rojo frutal. El escenario didáctico que rodeaba esta degustación era nada menos que un escrito de Voltaire: “Cándido o el optimismo” traducido de un manuscrito Alemán del Doctor Ralph, con las ediciones encontradas en el bolsillo del Doctor, cuando murió en Minden, en el año de gracia de 1759. Finalmente, como este personaje de Voltaire, intenté encontrar “El dorado” en sorbos; el ensayo valió la pena, la tarde de domingo pasó de la luz tímida al cielo obscuro sin darme cuenta. Viento y polvo retozaron en mis cabellos sin autorización alguna, el mundo, mientras tanto, escribía otras historias con notas frutales y un final largo.
Por Arturo Morlet Barjau
Diciembre de 2010




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